Las vacaciones se acaban, pero el interés por la lectura, por los libros, jamás desaparece. Es tiempo, sin embargo, de asomarnos a las novedades literarias más señaladas del otoño que llega.
Hoy por hoy nadie discute que calidad sea mejor que cantidad, pero cuando las dos cosas se juntan, entonces la ecuación es perfecta. Porque Joyce Carol Oates, además de haber ganado los más importantes premios literarios es, igualmente una de las escritoras más prolíficas de su país. Es cierto que aún está muy lejos de las 1.800 obras de Lope de Vega o de las 1.200 novelas de Alexandre Dumas, pero con 100 libros publicados y la aparición de dos más cada año, es sin duda, una especie de titán de la letra impresa. Hace tiempo que se acabaron los increíbles registros de los clásicos que, además, escribían sus obras con pluma y tintero. Joyce Carol Oates escribe gruesos volúmenes con máquina de escribir desde que su abuela le regaló una a los catorce años y, por lo que respecta a los premios, los ha ganado todos. Todos menos uno, el Nobel de Literatura, aunque también es cierto que, año tras año, el máximo galardón de las letras universales, llama con insistencia a su puerta.
La SF nace como género en la década de los años veinte y se propaga con enorme rapidez gracias al interés despertado entre el público por el enorme avance técnico y científico de la humanidad. Desde los tiempos de las Amazing Stories de Hugo Gernsback, el género ha dado un enorme salto cuantitativo aupado por la aparición de escritores de talla universal como Heinlein, Assimov, Clarke, Dick o Bradbury, pero también por la incursión en el genero de autores como Lem, Orwell, Huxley o Kápeck, no habituales en el mismo, cuyas felices incursiones en el terreno de la especulación imaginativa, le dieron respeto y prestigio. Entre los nombres más importantes de la reciente SF figura, sin la menor duda, la norteamericana Ursula K. Le Guin, creadora del universo ficticio de Terramar y acaparadora de los más importantes premios de la SF: los Nebula, Locus y Hugo.
Historias pequeñas bajo una luz universal, como diría Flannery O, Connor. De lo local a lo universal, las obras de Alice Munro tienen un fuerte componente regional y están, en su mayor parte, ambientadas en Huron (Ontario). Pequeños cuentos acecidos en pequeños lugares, como sucede en las obras de los grandes escritores sureños de Estados Unidos, desde Faulkner hasta Flannery O, Connor, desde Carson McCullers hasta Tennessee Williams. Es conocida como la Chéjov canadiense y esto solo puede ser entendido como el mayor de los elogios. Ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2013, ganó también el Booker Internacional y el Príncipe de Asturias, en 2011. Hoy cuenta 90 años de edad y vive en su provincia natal.
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