Entrevista por correo. Sudáfrica
Moriarty. Junio 2017
ENTREVISTA A DEON MEYER
Deon Meyer (Paarl, 1958) es un escritor sudafricano de literatura policíaca.Tras el servicio militar y cursar estudios en la Universidad de Potchefstroom, entró a trabajar en el diario Die Volskblad como reportero. También fue redactor publicitario y director creativo. En la actualidad, trabaja como analista de Internet.
Escribió su primer libro a los 14 años y chantajeó a sus hermanos para que lo leyeran. y siguiendo sus consejos, no volvió a enfrascarse en la ficción hasta que cumplió los treinta, cuando consiguió publicar una serie de relatos en varias revistas sudafricanas.
En 1994 escribió su primera novela en afrikáner. Hasta la fecha, no ha sido traducida al inglés, lo que el autor achaca a que «simple y llanamente, no era lo suficientemente buena para el mercado internacional. Sin embargo, desde el punto de vista del aprendizaje fue una experiencia maravillosa». Sus posteriores trabajos se han traducido a varios idiomas y reflejan la diversidad cultural en la Sudáfrica contemporánea.
En la actualidad, Deon vive en la ciudad de Melkbosstrand, en la costa oriental de Sudáfrica, en compañía de su mujer, Anita, y de sus cuatro hijos.
M.- ¿Existe en internet lgo parecido a Alibi.co.za, un servicio de coartadas para personas infieles? Si no existe, no me cabe duda de que, con Ícaro, ha dado usted una buena pista para su creación
D.M.- Como se puede ver en este artículo, en Francia existe algo parecido. En realidad, la idea surgió tras leer este artículo.
M.- El hecho es que una investigación criminal ha pasado de ser tarea de una o dos personas a convertirse en un trabajo colectivo en el que intervienen muchos departamentos policiales. La resolución de un caso está, pues, en manos de numerosas personas que manejan datos científicos y técnicos. ¿Esto ha contribuido a que se haya devaluado la figura del investigador individual? Y, al mismo tiempo, ¿ha ayudado a humanizarlo?
D.M.- No creo que le haya restado valor al investigador individual; todavía hay un detective al frente de cada caso que debe tomar las decisiones importantes y dirigir al equipo para resolver el crimen. Sí hace que el proceso resulte más interesante, pero no creo que suponga ninguna diferencia en la humanidad del investigador.
M.- Sin embargo, usted también explica por qué en todo el mundo los agentes trabajan por equipos. ¿Es porque no hay dos personas que tengan las mismas aptitudes?
D.M.- Creo que es por cuestiones legales. Cuando un caso va a juicio, siempre es mejor que dos agentes declaren sobre los hechos específicos, que tener sólo la palabra de un policía contra la del acusado. Y, por supuesto, dos cabezas piensan mejor que una.
M.- Uno de los aspectos más importantes de su novela es, precisamente, que ayuda a conocer mejor a su país. Por ejemplo, los lectores se enterarán de que hay tres grandes grupos étnicos: los negros, los blancos descendientes de los colonos y los bruin, descendientes de los esclavos malayos que se casaron con granjeros blancos y hotentotes. También, de la coexistencia en su país de once idiomas oficiales y de que la jerga que usted utiliza a lo largo de toda su novela los trasciende a todos. Podría decirse que su libro y, en general, toda su obra constituyen un máster acelerado sobre Sudáfrica. Seguro que sus lectores agradecen que las referencias culturales y de todo tipo no vengan esta vez de escenarios archiconocidos de Estados Unidos o de Europa, ¿no cree?
D.M.- Para ser honesto, no sé mucho más que lo que me cuentan mis lectores por e-mail o en las redes sociales y a ellos les parece interesante la atmósfera de la ambientación. Creo que la narración es un idioma universal, y el resto no es más que trasfondo. No escribo con el objetivo de educar a la gente sobre Sudáfrica, ni mucho menos, pero, si sucede, estoy satisfecho.
M.- En Ícaro hay un solo crimen, pero la moda hoy en día es presentar varios asesinatos, cometidos en muchas ocasiones por un psicópata y acompañados, a veces, de elementos rituales. ¿Considera usted que basta con un solo crimen para captar el interés del lector?
D.M.- Sí, eso creo.
M.- Las disputas domésticas, el dinero y la venganza ¿siguen siendo los tres móviles más comunes en un asesinato?
D.M.- Según las estadísticas internacionales, en efecto.
M.- Otro aspecto de sumo interés en su obra es la referencia a la vinicultura en su país. Sudáfrica elabora el mejor vino del continente africano, un vino que nada tiene que envidiar al que se produce en Europa o en Estados Unidos. En los «Agradecimientos» menciona su visita a los viñedos de Dornier, Rustenberg, Vilafonté y Tokara, donde fue a «robar con sus ojos». ¿Cómo fue la experiencia?
D.M.- Todos estos viñedos son lugares increíblemente hermosos, con personas simpáticas y acogedoras que no tuvieron ningún reparo en proporcionarme información (y que me dejaron probar algún que otro vino). Fue una experiencia estupenda. Los vinos de Villafonté y Rustenberg son realmente de primera categoría.
M.- Gracias a su novela también hemos descubierto otra de las formas más miserables de la explotación de los negros en la época del apartheid, como fue el sistema de la dop, que consistía en dar a los trabajadores algo del excedente del vino de inferior calidad como parte de su paga. ¿La férrea censura que imperaba en los tiempos del apartheid fue culpable del desconocimiento sobre su país al que antes nos referíamos?
D.M.- Quizá se debió a que la mayoría de los medios de comunicación de las naciones democráticas de aquella época sólo escribían sobre los males del apartheid, así que se nos conocía principalmente por eso.
M.- Su personaje protagonista es un claro ejemplo de persona traumatizada por unos acontecimientos del pasado que la han marcado. Asimismo, sus libros resultan didácticos en cuestiones psicológicas. ¿En qué consiste, exactamente, la «culpa del superviviente»?
D.M.- La culpa del superviviente es exactamente lo que dice: si sobrevives a una experiencia traumática durante la cual otros mueren, tienes un gran sentimiento de culpa. Wikipedia lo resume bastante bien: «El síndrome del superviviente (también llamado “síndrome de supervivencia” o “culpa del superviviente”) es una condición mental que ocurre cuando una persona percibe que ha hecho mal al sobrevivir a un evento traumático cuando otros no lo han logrado.»
M.- Este último libro de la serie ha sido considerado el mejor de los cinco que ha escrito sobre Benny Griessel. ¿Está de acuerdo con esa apreciación? ¿Continuará la serie?
D.M.- Soy demasiado subjetivo como para evaluar mi propio trabajo. Sé que aprendo y maduro con cada novela, así que me hace feliz oír que a la gente le parece que la última novela es la mejor. Sí, la serie continuará.
M.- Tenemos por costumbre finalizar este tipo de entrevistas con un tema musical. ¿Le parece bien acabar con All I Want for Christmas Is You de Vince Vance & The Valiants?
D.M.- Claro, ¿por qué no?
M.- Muchas gracias, señor Meyer.
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